Nuestros pueblos han vivido la Conquista, la catástrofe demográfica, la desaparición de grupos étnicos, la destrucción intencional de los valores, objetos y creaciones culturales de los pueblos originarios
Me interesa destacar cómo las autonomías, que son diferentes en cada lugar de este continente, se van transformando impulsadas por la necesidad de resolver sus problemas.
La experiencia nos dice, una y otra vez, que desde el Estado no se puede
transformar el mundo y que es el camino más seguro para reproducir el capitalismo y el orden global.
Detrás de esas tres palabras tiene que haber un trabajo colectivo muy potente, que es lo que permite a las organizaciones seguir adelante aun cuando todo está en contra.
¿Qué se busca realmente cuando se pretende ocupar algún puesto secundario dentro del aparato estatal (como diputado, senador o ministro), sin tocar la violencia privatizada?
Mientras se califica a Rusia como país agresor (que lo es), no se analiza del mismo modo a Israel, o a cualquier otro país agresor, pero amigo de Occidente.
Aunque nos venden “cambios”, tanto la derecha como la izquierda cuando
están arriba se limitan a gestionar lo que existe. Y lo que existe es el despojo,
las guerras para el despojo.
Impotente ante el aumento exponencial de la violencia del narco, el Estado pretende extender la militarización del territorio mapuche a nuevas regiones y
ciudades
El MST reconoce que el presupuesto para la obtención de tierra y derechos básicos en el campo ha sido “durante dos años consecutivos el menor de los últimos 20 años”.
Gaza y Ayotzinapa están entre nosotros cada día, todos los días, porque el
sistema ha creado a los perpetradores y los alimenta con su escala invertida de valores.
El capitalismo sobrevive despojando y destruyendo, no dejará de hacerlo de ninguna manera y no se vislumbra en el horizonte fuerza alguna capaz de modificar sus convicciones.
Aquellos que pretenden gobernar saben que administrará un capitalismo depredador; realizan grandes obras de infraestructura y miran para otro lado cuando asesinan a los líderes sociales.
A mi modo de ver, el aspecto más interesante del trabajo es el que hace referencia al triage social, el mecanismo por el cual el sistema ordena y jerarquiza quiénes deben salvarse y quienes deben morir.